La gran novedad del Tour de Francia Femenino 2023 es la contrarreloj individual del último día en Pau. Serán 22 kilómetros prácticamente llanos que acabarán condicionando el resto de la carrera. Van Vleuten, la gran favorita, también se defiende en las cronos, pero no domina tanto el terreno frente a Demi Vollering, segunda en 2022, como la alta montaña. Si el año pasado el Tour quiso hacer un homenaje al Grand Ballon de Alsace, esta vez le toca al Tourmalet, que fue el primer gran puerto de montaña de la carrera masculina. Eso sí, no es la primera vez que se sube el coloso de los Pirineos en una carrera femenina por etapas, ya fue parte de la Grande Boucle, como se denominaba al Tour Femenino a finales de los 90 y principios del 2000. Allí Joane Somarriba cimentó una de sus victorias. .
El macizo central
Las cinco primeras etapas del Tour de Francia femenino 2023 son un campo de minas y pueden deparar un espectáculo similar al inicio de la edición de 2022. La carrera arranca el domingo 23 de julio, el mismo dia que acaba el masculino, en Clermont Ferrand, que 15 días antes habrá recibido a los chicos en la primera etapa de descanso.
Clermont Ferrand huele a Macizo Central y ya sabemos lo que pasa cuando hay carreras en ese terreno, que es complicado encontrar carreteras llanas. Aún así la primera jornada, que acaba y empieza en la capital de la Auvernia, ‘solo’ tiene una cota de dos kilómetros al 7% a nueve de meta. Puede ser suficiente para que no haya un sprint masivo.
Al día siguiente en la segunda etapa aumenta la distancia, 148 kilómetros y las dificultades. Esta vez serán más de seis cotas entre Clermont Ferrand y Mauriac, la última (Coté de Trebiac 3,4 kilómetros al 5,8%) hace de línea de meta. Territorio para las Cecille Utrupp Ludwig, Marianne Vos o Elisa Longo Borghini.
El martes 25 de julio si parece un día indicado para las más rápidas, aunque entre Collonges y Montignac hay 147 kilómetros y otras cuatro cotas, pero todas demasiado lejos de meta.
Sobre todo porque el miércoles 26 de julio será una de las jornadas más complicadas del próximo Tour. Por lo pronto es la etapa más larga, con 177 kilómetros, que empiezan en Cahors y finalizan en Rodez, en pleno Macizo Central. Por el camino una sucesión de pequeñas cotas ‘sin nombre’ que acaban con cuatro cotas consecutivas en los 30 kilómetros finales de carrera. La última, corta, solo 570 metros, pero al 10,1% y a solo un kilómetro de la línea de meta.
El jueves 27 y el viernes 28 de julio parecen dos etapas calcadas en busca de los Pirineos. Ambas de 125 kilómetros y con todas las pequeñas dificultades montañosas lejos de la línea de meta. Primero entre Ogne le Chateau y Albi y después desde esta última ciudad a Blagnac.
Pirineos y contrarreloj
Como sucedió en 2022, el Tour ha dejado para los dos últimos días la parte más complicada de la carrera. El objetivo, como siempre, mantener la emoción hasta el final. En 2022 fueron dos etapas de montaña, pero para 2023 hay montaña y contrarreloj, sobre todo para evitar que Van Vleuten deje todo resuelto antes de tiempo.
El sábado 29 de julio el Tour busca uno de sus mitos. Alta montaña por primera vez en el Tour Femme con dos clásicos. Aspin y Tourmalet. Eso sí, en una etapa corta de solo 90 kilómetros que partirá de Lannemezan y ascenderá el Col de Aspin por su parte más complicada, la que se inicia en Arreau (12 kilómetros al 6,5 %) y terminará en la cima del Tourmalet por la cara de La Mongie, con esos 12 kilómetros finales desde Gripp en los que el desnivel nunca baja del 8,5%
Y si todo no queda decidido después del Tourmalet, el Tour termina con una contrarreloj de 22 kilómetros que no es totalmente llana. Sale y acaba en Pau, una de las ciudades que más veces ha visto el Tour de Francia masculino. El inicio es rodador, pero a mitad de crono se sube una cota de 1,8 km al 5,5% y para entrar en la ‘capital de los Pirineos’ hay que hacerlo en ligera ascensiós.