Tour de Francia Femenino 2022. Nuevos ídolos

Escrito por Luis Ortega @Ciclored

El ciclismo siempre ha tenido la épica y las historias de superación como aliciente para enganchar al aficionado. El primer Tour de la historia era eso… pura épica. Dar la vuelta a Francia. El nuevo Tour de Francia femenino de 2022 (ya hubo otras ediciones en los años 80/90 y 2000) ha encontrado eso, casi sin buscarlo, en la figura de Annemiek Van Vleuten.

Si hubieran lanzado una encuesta entre los aficionados de París el 24 de julio, el día que empezaba el Tour de Francia Femenino 2022, justo en el mismo lugar que acaba el masculino. La mayoría habría dado como favorita al amarillo final a Van Vleuten. Quizás porque solo les sonaba ese nombre o porque eran fieles seguidores de la competición femenina y sabían sus resultados en el Giro Donne de hace una semanas. De París salía con la vitola de favorita Van Vleuten, pero con la incertidumbre de qué podía pasar en una carrera de ocho días con escenarios que nunca antes se habían vivido en el ciclismo femenino. El primero, la repercusión mediática y televisiva, al nivel del Tour de Francia.


Repechos, cortes, caídas y sterrato

Sobre el papel parecía un recorrido como demasiados días de transición hasta llegar a la montaña del fin de semana. Error, porque hubo batalla todos los días. Exceptuando de el París, solo hubo otro sprint masivo en la quinta etapa, la más larga, de 175 kilómetros. En ambos casos venció Lorena Wiebes. Le dio para ser el primer amarillo del Tour y para demostrar que en los sprints planos y en grupos masivos es la reina.

Otra cosa es cuando hay batalla de por medio, se rompe el pelotón y la llegada pica algo hacia arriba. Ahí emerge la figura de Marianne Vos. La antigua dominadora del ciclismo femenino mundial surgió de entre el caos de la segunda etapa para vencer y vestirse de amarillo. Un giro, viento de costado, algo de tensión, una montonera y todo el pelotón por los aires. En el repecho del primer paso por meta escapada de favoritas. Vos, Niewiadoma, Pérsico, Longo-Borghini… y no está Van Vleuten. Ni llegó. 34 segundos perdidos y gracias a la labor de Nosgaard.

Tercera etapa. Perfil quebrado. Repechos cortos y explosivos. Una Lieja en Reims y Eperney. Muro duro. Cote de Mutigny, un kilómetro al 12%. Grupo todavía grande y se vuelve a quedar Van Vleuten. Dos días seguidos. Malas sensaciones. Pero por delante ningún equipo hace leña del árbol caído. Con seis ciclistas es complicado sacrificar gregarias. No lo hace SD Worx, de Vollering y Kopecky, tampoco el Jumbo de Vox, ni el UAE de Mavi. No hay patrón, pero tampoco plan. Solo día a día. Por eso Van Vleuten vuelve a entrar, y se vuelve a quedar. Al repecho de meta llega en el grupo de cabeza, acelerón y en solo 500 metros otros 20 segundos. Ese día gana Utrupp-Ludwig, danesa, la sonrisa del pelotón, que se echa a llorar delante de las cámaras. Objetivo parciales.

El cuarto día llegaba el sterrato. No era La Toscana, sino la región del Champagne. Y no solo tramos planos, sino con repechos. Muy al estilo del nuevo Tour de Francia, buscando carreteras departamentales y nuevas aventuras. En esta se acabaron las esperanzas de Mavi Garcia, tercera en el Giro Donne. Dos pinchazos, cuatro cambios de bici, una caída… demasiado para ella.  Van Vleuten volvía a sufrir, pero menos. Y el Sd Worx, que tenia a Reuser por delante, tampoco forzó la máquina para asegurarse el triunfo de etapa.

Vosgos, montaña y exhibición

El Tour había preparada la sexta etapa como antesala para la alta montaña. Un día de fugas en la que los equipos de las favoritas podian sextear y no gastar demasiado. Quizás fue el día más tranquilo de carrera. Una caída a 20 de meta dejó fuera de la batalla a Lorena Wiebes, el repecho siguiente a medio pelotón y en la meta de Rosheim se plantó un grupo de 40 ciclistas. Cuando pasa eso suele ganar Marianne Vos y lo hizo de amarillo. Iba a ser su último podio.

Porque el sábado 30 de julio quedará para la historia como una de las reediciones del un “uomo solo al comando” que protagonizó Fausto Coppi en el Giro. Esa vez el italiano lo hizo solo por exhibición, porque lo tenía ganado. En el Tour Femenino 2022 lo de Van Vleuten era por necesidad, porque al empezar el día estaba a 1:30 de Marianne Vos, que nadie esperaba que aguantase, pero a 1:00 de Niewiadoma, una de las mejores escaladoras del pelotón. Eso sí, su apuesta fue de todo o nada. A la grande.

Cuando atacó en el Petit Ballón de Alsacia (9,3 km al 8,3%) no había todavía señal de televisión en directo. Quedaban más de 80 kilómetros para meta y el Tour saltó por los aires. Solo pudo seguirla Demi Vollering, la jefa de filas del SD Worx. A la estela de su compatriota iba el segundo puesto del Tour.

Van Vleuten y Vollering.

Vollering aguantó poco, pero lo suficiente para abrir un hueco tan inmenso con el resto de favoritas, Niewiadoma, Pérsico, Labou y Utrupp Ludwig, que ya no la volverían a ver hasta meta.

Cuando atacó Van Vleuten por delante iba Longo Borghini, antigua rival en clásicas y Giros sin alta montaña. Solo pudo verla pasar y esperar a que el resto de las favoritas la recogiese en su seno. Porque a cada kilómetro de ascensión que pasaba la ventaja de Van Vleuten crecía sobre el resto de ciclistas. Al pie del Gran Ballon llegó con más de 3 minutos sobre Vollering, que en meta serían 3:26. El resto, más lejos aún. Ninguna por debajo de cinco minutos. Ludwig, Labous y Niewiadoma la ‘grupetta’ más grande, a 5:16.  Y así un goteo cada dos o tres minutos de corredoras. La décima a más de diez minutos. Marianne Vos a 24 y media docena de corredoras fuera de control.

El Tour ya tenía su hazaña y su ídolo de la primera edición de la reentré. Unas cuota de pantalla de televisión que no habían imaginado y las cunetas llenas de aficionados aplaudiendo a un pelotón que en su mayoría le era desconocido.

Así que para el último día, en la Super Planche des Belles Filles, quedaba poco por decidir. Van Vleuten y Vollering tenían asegurada las dos primeras plazas. Solo quedaba por saber si después de la paliza del día anterior iban a recuperar para estar en condiciones de disputar la etapa e influir sobre el tercer cajón del podio.

Hubo fuga del día con un grupo grande. Con Mavi Garcia, ya descartada para la general, buscando la etapa. Pasaron en cabeza el Gran Ballon de Alsace, mientras Van Vleuten cambiaba media docena de veces de bicicleta, unas veces la amarilla, otra la azul, otra la de repuesto, y en todas atrapaba sin necesidad de gregarias y con suma facilidad al grupo de favoritas, pese a que el Canyon y el Sd Worx se turnaban para endurecer. Exhibición desde atrás que dejaba claro lo que iba a pasar en la última subida del Tour.

A la meta del Tour llegaron casi en el mismo orden que en la clasificación general. Van Vleuten, brazos en alto de amarillo y segunda victoria consecutiva. Después Vollering, amarrando el la segunda plaza y el maillot de la montaña. Y luego el trio de Pérsico, Labous y Niewiadoma, que dejó a la última, más regular que ninguna de ellas, con el tercer cajón del podio. Lejos Marianne Vos, que se aseguraba el maillot verde Skoda, no podía falta un premio para la caníbal del la historia del ciclismo

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