Unos 700 participantes se presentan en la línea de salida cada año, buscando una experiencia única y un reto fuera de lo común. La carrera consta de seis etapas a lo largo de seis días, del 8 al 13 de mayo de este año, y cada etapa oscila entre 80 y 140 km. Las noches se pasan en un gran vivac compartido en medio de las dunas, al estilo nómada. Ahora debería estar más que claro que una carrera tan específica necesita consejos muy específicos.
En primer lugar, queríamos saber si había algo que Filip hubiera llevado o dejado de llevar y de lo que se hubiera arrepentido después, ya que a cada corredor sólo se le permiten cosas que pueda llevar él mismo todo el tiempo. “No llevé una colchoneta o un cojín hinchable para dormir en la etapa maratón. El terreno era muy rocoso y no había mucho donde dormir”. Marek Rauchfuss, con quien hice la carrera bajo los colores de We Love Cycling, terminó ese día una hora antes que yo. En ese tiempo, había aprendido de los otros corredores que estaban recogiendo paja para ponerla debajo del saco y recogiendo varios palos. Pero eso no funcionó muy bien, y al final encontré una manta en la que se revolcaban los gatos, así que de alguna manera sobreviví, junto con otros cien corredores en una jaima”, dice Filip, sonriendo al recordar aquellas duras noches.
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En cuanto al equipo obligatorio, además del navegador por satélite y de determinados equipos y componentes de la bicicleta, también es imprescindible acudir a cada etapa con tres litros de líquido. Esto también se comprueba al comienzo de cada etapa. ¿Y cómo es la puesta a punto de Adel? “En la carrera, llevaba un pequeño Camelbak a la espalda que, además de líquidos, contenía material básico para reparar la bicicleta. Debajo del sillín, llevaba una pequeña bolsa con una cámara de aire de repuesto y algunas bombonas. En general, no era nada pesado. Para la etapa del maratón, sólo llevaba un ligero saco de dormir, un cepillo de dientes y unos pantalones cortos para dormir. Hacía mucho calor, así que ni siquiera utilicé el saco de dormir. En general, es bueno llevar la bicicleta lo más ligera posible, cada kilo de más se nota”, señala. También hay puestos de avituallamiento en cada etapa donde el ciclista puede rellenar sus líquidos, pero aparte de eso, estás prácticamente solo.
Volviendo a la jaima para dormir, Adel, una vez más, recomienda una colchoneta inflable para acampar, que ocupa poco espacio, y luego sólo lo esencial: pantalones cortos para dormir, un cepillo de dientes y algo de jabón. “Después de la etapa, todo el mundo lava su ropa en la ducha para el día siguiente. Pero es bueno echar un ojo a la previsión meteorológica para ver cómo será la temperatura en el destino para dormir. En función de eso, yo me llevaría un saco de dormir o algo de ropa más abrigada a la etapa del maratón”, aclara.
Y como el ser humano también aprecia otro tipo de apoyo en los momentos difíciles, sobre todo de tipo psicológico, no podíamos dejar de preguntarle a Adel por algún recuerdo o talismán que guarde con cariño cuando se enfrenta a las implacables dunas. “Llevo un collar de mi novia con la letra K alrededor del cuello, es una especie de amuleto de la suerte”, dijo.
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