Guía para rodar en los adoquines de Paris Roubaix

Escrito por Luis Ortega @Ciclored

La Paris Roubaix es territorio para especialistas. La edición de 2021, en la que subieron al podio tres debutantes, es uno de los casos más extraños del ciclismo. Un año después, ninguno de los tres ha repetido puesto. Y es que Roubaix hay que conocerla, porque cada tramo de adoquines tiene sus trucos. No solo para los ciclistas profesionales, sino también para los cicloturistas que afrontan la Paris Roubaix Challenge el sábado, incluso para la flota de coches ŠKODA que tiene que aguantar más de 50 kilómetros de adoquines.


Si no has estado nunca en la Paris Roubaix, no busques comparaciones con otros tramos de adoquines repartidos por cualquier otra carrera, porque no las hay. Ni el Tour de Flandes tiene unos segmentos tan rotos como los de Paris Roubaix. Como ya sabes están calificados por estrellas, desde cinco, que es la máxima dificultad, a dos, que es la mínima. Para evaluarlo se utilizan varios factores. La longitud del tramo, lo roto que esté el adoquin (huecos entre adoquines), las escapatorias que tenga, si es recto o tienes curvas técnicas…

LAS BICICLETAS

Las bicicletas han evolucionado tanto en los últimos años que también lo ha hecho la conducción en la Paris Roubaix. Desde los años 90, en los que se llevaban tubulares con sección de 19/21 han ido creciendo hasta los 30/32 de ahora, y todo sin perder velocidad en los tramos de asfalto, que era uno de los problemas que se aducían antes para no ampliar la sección del tubular. Y al aumentar el tamaño también se puede reducir la presión del tubular (o tubeless en las dos últimas ediciones). La formula dice que a más presión, más velocidad, pero menos comodidad en los adoquines. Y luego, claro, el riesgo de pinchar, en el que no influye tanto la presión, sino la capacidad para aprenderse de memoria los tramos, los agujeros y las escapatorias.

Eso sí, Paris Roubaix sigue siendo una prueba de ciclismo de carretera. Por lo que bicicletas de gravel o mtb no tienen sentido aquí. El adoquín es para sentirlo, sufrirlo y disfrutarlo a partes iguales.  Se puede tunear algo la bicicleta poniendo doble cinta de manillar o algunos profesionales, que incluyen un freno tipo mtb cerca de la cruceta porque a veces no da tiempo a cambiar la mano para frenar. Pero si algo bueno tiene Roubaix es que no hace falta frenar para que la bicicleta se detenga. Ya lo hacen los adoquines por tí.

La carrera para los profesionales también conserva la categoría épica. Es una locura, con el pelotón cortado en cada tramo y con ciclistas desperdigados por toda la carretera. Pinchas, tienes averías, se va el grupo, lo vuelves a coger, hay caídas, pájaras… Y todo en los 260 kilómetros de recorrido. Acabar y entrar en el velódromo ya es un éxito, por eso muchos siguen pedaleando cuando van a más de media hora de cabeza y el coche de equipo les ha dejado un bidón y algo de comida.

LA CONDUCCIÓN

Lo primero que debes hacer al llegar a Roubaix es liberar la mente y prepararte para aprender. Aquí toda la superficie del tramo de adoquines es ciclable. Eso incluye el centro adoquinado y las cunetas, por mucha tierra, agujeros o hierba que puedan tener. Muchas veces son más ciclables que las piedras. Se les llama escapatorias y sirven para relajar el cuerpo en mitad de un tramo, adelantar o coger velocidad cuando te has quedado parado. Porque si algo hay fundamental para pasar los adoquines con cierta ‘comodidad’ es la velocidad. Más rápido significa notar menos las piedras. Más lento, sentir cada uno de los agujeros entre adoquines, y te aseguro que hay bastantes. Por eso cada tramo de Roubaix hay que hacerlo como si fuera una serie y procurar no disminuir la velocidad hasta salir de él.

El problema de estas escapatorias es cuando le da por llover, que se convierten en barrizales y charcos en los que sabes lo que te vas a encontrar si te metes en ellos.

La posición de las manos es fundamental. En tramos rectos, como el Bosque de Arenberg o Gruson, se deben colocar en la cruceta y sin apretar demasiado. Esto parece ilógico. ¿Cómo no voy a sujetar fuerte el manillar cuando la bici pega tantos botes? Pues con solo rodearlo la bici ya busca su camino entre los adoquines y te ahorras las heridas en la palma de las manos y que toda la vibración pase a los antebrazos (una de las partes del cuerpo que más suelen doler al acabar Roubaix).

El problema viene en los tramos adoquinados con curvas, como Mons en Pevelé, Carrefour del Arbe o Camphin en Pevelé. Hay que tener mucha experiencia para curvear con las manos en la cruceta. Normalmente lo más sencillo es subirlas a la maneta para tener una posición más alta y con los hombros más abiertos afrontar la curva. Algunos profesionales incluso las llevar en la parte de abajo del manillar, pero eso ya es otro nivel. La trazada, pues realmente depende de cada curva y del día. Si está mojado hay que hacerla procurando tumbarse lo menos posible, porque ya es una pista de patinaje. Incluso estando seco tampoco invita demasiado a inclinarse. Lo fundamental es dejar de pedalear unos metros antes para que la bici reduzca velocidad y buscar una zona sencilla para volver a acelararla.

LOS TRUCOS

Hay pequeñas cosas que en cualquier otro día de ciclismo no tienen importancia, pero que a la hora de hacer la París Roubaix te pueden servir de ayuda. Lo primero, nada de lo que vaya en la bici puede ir suelto. Toca revisar todos los tornillos de potencia, sillín, manillar, garmin y manetas porque si van algo suelto se acabarán bajando con el bote de los adoquines. Tampoco es aconsejable llevar bolsas de manillar, por muy bien que puedan ir amarradas.

Los bidones, siempre abiertos, para que la presión no haga que salten de la bici. Unos buenos portabidones que aprieten bien son fundamentales, sino estarás cada dos por tres en la cuneta buscando tu botella. Y en los bolsillos del maillot, pues si tienes uno con cremalleras, no vienen nada mal. Si no el más ajustado que tengas. Todo lo demás supone perder barritas, geles, el móvil…

La vaselina en el culotte es clave para disminuir rozaduras, igual que unos guantes cómodos. Y claro, no estrenar ninguna prenda en Roubaix.

Y si algo hay importante en Roubaix es la presión de las ruedas. No hay una norma exacta, porque depende de tu peso, de lo que estés acostumbrado a rodar en adoquines, del material que utilices (cámara, tubeless o tubular) y de las condiciones meteorológicas del día. Por norma general, siempre debes llevar menos presión que en una salida habitual por carretera. Si es tubular o tubeless la podrás reducir aún más, si es cubierta corres el riesgo de dar un llantazo. Si llueve, siempre menos presión que si está seco. Antes de llegar a Roubaix no sabrás cual es tu presión adecuada, lo mejor, rodar, probar y encontrarla. Eso sí, necesitarás tres o cuatro tramos de diferente dureza para llegar al punto exacto.