El ataque de Pogacar en el Tour
Quizás sea el momento de la temporada ciclista 2021, por su repercusión y por lo que supone para la historia del ciclismo. Camino de Le Grand Bornard llovía y mucho. Era la octava etapa del Tour y el día anterior en una jornada de media montaña Van Aert y Van der Poel habían revolucionado la carrera. Esta vez llegaba la montaña de verdad. No demasiado dura, pero suficiente. Faltaban 30 kilómetros para meta con el Col de la Romme mediado cuando arrancó Tadej Pogacar.
No estaba Roglic, convaleciente de caídas anteriores, pero sí Richard Carapaz. El ecuatoriano fue el único que le intentó seguir. Duró un par de kilómetros para explotar y acabar a más de cuatro minutos del esloveno. Ese día no hubo nadie a su altura de lo que luchaban por la general. Cabalgó solo pasando a casi todos los integrantes de la fuga del día. Solo se le resistió Dylan Teuns, y porque no era cuestión de jugarse un Tour que acababa de dejar casi sentenciado en una bajada. Las diferencias que logró en meta, 3:20 a Vingegaard y Carapaz que acabarían en el podio, estuvieron al nivel de Hinault o Merckx.
Demarraje de Van der Poel en Strade Bianche
Cada año la Strade Bianche deja momentos espectaculares. Los tramos de tierra la convierten en una carrera especial que no solo ha conquistado a los aficionados, sino también a los mejores ciclistas del mundo. Por eso al final de la corsa italiana había llegado un trío formado por Julien Alaphilippe, Van der Poel y Egan Bernal. Y todo después de que el holandés hubiese seleccionado el grupo de los favoritos con un demarraje de muchos vatios en el último tramo de tierra de La Tolfe.
La gran duda estaba en si Van der Poel había quemado todas sus energías o todavía conservaba algunas para las losetas y el 15% de Via Santa Caterina. Egan Bernal, menos potente, no parecía rival, pero si un hombre como Alaphilippe, capaz de ganar sprints en cuesta (ya lleva tres Flechas Valona en el Muro de Huy). Pero ni el francés pudo hacer frente a la mayor exhibición de potencia hasta ahora de Van der Poel.
La escapada de Bernal y Roglic camino de Lagos de Covadonga
El esloveno Primoz Roglic dominó de principio a fin La Vuelta 2021. Se vistió de líder el primer día y siempre tuvo a raya a sus rivales. La caída de Valverde, los problemas de Movistar y la ‘baja forma’ de los hombres de Ineos, Yates y Bernal, le dejaron el camino expedito para sumar la tercera edición de la carrera española.
Pero Roglic nos tenía guardada una exhibición cuando nadie la esperaba. Camino de Lagos de Covadonga está Collada Llomena, un puerto que había sido inédito en la Vuelta. Llovía en la segunda ascensión, cuando decidió arrancar Egan Bernal. Quedaban más de 40 kilómetros a meta y una bajada más que peligrosa. Roglic, que no necesitaba más margen y tenía varios gregarios con él, se fue con el colombiano. Entre ambos hicieron camino. El esloveno remató en la cima de Lagos su tercera vuelta, mientras que Egan acabó atrapado por el grupo de los favoritos.
La plata celebrada como oro de Van Vleuten
Será uno de los momentos de la historia de los Juegos Olímpicos. Si algo tienen de particular la carrera olímpica es que se disputa sin pinganillos. Es decir, las ciclistas no estás conectadas a su director en todo momento y solo reciben instrucciones cuando se acerca el coche de equipo o cuando pasan por boxes (en este caso a gritos). Así que si no estás atento a todo lo que sucede puede ser que pierdas el hilo de la competición.
Esto es lo que le pasó a Anemiek Van Vleuten. Como en todas las carreras olímpicas y mundiales de ruta se formó una fuga de salida con ciclistas que en teoría no tenían opciones. Ahí estaba la austríaca Anna Kiesenhofer, una auténtica desconocida. Por detrás siempre controló la selección holandesa, que fue absorbiendo una a una a todas las fugadas, pero se olvidó de la austríaca. Fueron contemporizando la carrera hasta el ataque de Van Vleuten, que le permitió soltar a Elisa Longo Borghini y levantar los brazos en meta. Eso sí, más de un minuto después de que Kiesenhofer se hubiera llevado el oro.
La exhibición de Deignan en la primera Roubaix Femenina
Ha tenido que pasar más de un siglo para que hubiese Paris Roubaix Femenina. En 2020 la pandemia aplazó la primera edición a este 2021, que vio la carrera en una extraña fecha, primeros de octubre. Y sucedió lo que no había pasado en los últimos 20 años, que salió un día lluvioso y los adoquines del Infierno del Norte se convirtieron en una pista de patinaje de barro y agua y dejo uno de los momentos de la temporada ciclista 2021.
El escenario no era el mejor para un pelotón femenino que nunca había competido en Roubaix. Si en Flandes, pero los adoquines no tienen nada que ver. De los 116 kilómetros de carrera, Lizzie Deignan solo anduvo en el pelotón los primeros 36, justo los que había hasta el primer tramo de adoquines de Hornaig. Allí, a 80 de meta se escapó y ya no la vieron hasta el podio del velódromo de Roubaix. Por medio momentos como las dos veces que estuvo a punto de cruzársele la bici en el imposible Mons en Pevele o su paso en solitario por el mítico Carrefour del Arbre. Marianne Vos y Longo Borghini la acompañaron en un podio histórico.