También es cierto que el terreno no es el más propicio para la épica de las locuras. Merckx, Hinault y Coppi lo hacían a 100 kilómetros de meta y con cuatro puertos por delante. Aquel mítico un Uomo solo al Comando del Giro de Italia no se volverá a repetir, pero este Pogacar tiene algo de ellos. Primero por su precocidad. Merckx e Hinault ganaron su primer Tour en el debut, igual que el esloveno y después eran capaces de vencer en casi cualquier sitio. Lieja, Tirreno… lo mismo que está haciendo el ciclista del UAE. Y ojo, que desde Hinault en 1980 no hay ningún vencedor en la Decana que haya levantado los brazos en el primer cajón de París (solo Andy Schleck, que no pudo hacerlo porque ese día fue Contador el que celebró en París) y están los Armstrong, Indurain, Froome…
También es cierto que los dos, Hinault y Merckx, envejecieron prematuramente y pasada la treintena ya eran ciclistas con orgullo para dar guerra, pero sin las piernas de sus inicios. Además el plan de Matxin para Pogacar en este 2021 pasa por la Vuelta en agosto (solo queda un mes), así que cualquier ahorro durante el Tour le vendrá bien.
Pogacar ya tuvo su jornada épica camino de Le Grand Bornard, atacando como en tiempos pretéritos y sacando diferencias que no se veían desde hace 30 años. No estaba para responderle el caído Roglic y de la corte del Ineos solo Carapaz, que acabó explotando y refugiandose con el resto de los nuevos rivales del esloveno. pudo hacer un tímido intento. Ha demostrado ser el más fuerte, pero una exhibición la última semana, igual que hizo Nibali en su Tour, no le vendría mal para reafirma que la ausencia de sus, a priori, rivales más directos, no reduce la valía de su triunfo.
Pero vamos con las etapas de los Pirineos, porque también hay terreno para que los Vingegaard, Carapaz, Uran y Más intenten pelear por el podio y, quizás, por el maillot amarillo si Pogacar desfallece, aunque a estas alturas de Tour no parece probable.
Etapa 16, Martes 13 de julio. Pas de la Casa – Saint Gaudens (169 km y 3 puertos)
Si hay una etapa en lo que queda de Tour perfecta para las emboscadas es esta. Se atraviesan los Pirineos hacia el oeste por un territorio que no tiene un centímetro llano. Calor, porque no se llega a gran altitud, y tres puertos de montaña que se van a convertir en un horno. Un buen terreno para probar de nuevo la valía del UAE y para intentar dejar solo a Pogacar y soltarle entre el descenso de Portet de Aspet y la meta en Saint Gaudens.
Los 35 kilómetros iniciales son favorables, así que para formar la fuga habrá que ir a 80 por hora o esperar a las primeras rampas del Col de Port, que tiene 11,4 kilómetros al 5,1%. No es muy duro, pero se puede ir rápido y aprovechar las dudas después del día de descanso. Después el Col de la Core, muy similar al anterior, y por último el Portet de Aspet, más corto, 5,4 kilómetros, pero más empinado, 7,1% de media. Bajada y 20 kilómetros llanos hasta Saint Gaudens, salvo un repecho de 800 metros al 8,4% a siete de meta.
Sobre el papel no es el día más exigente de los que restan, pero si en el que los directores podrán jugar con más ‘peones’ disponibles.
Etapa 17, Miércoles 14 de julio. Moret – Col du Portet (178 km y 3 puertos)
La primera llegada en alto de los Pirineos es el durísimo Col du Portet. Con 16 kilómetros al 8,7% y la meta a 2.215 metros está al nivel del Tourmalet (o incluso un poquito más, pero vamos a respetar la historia de su hermano de cordillera). Son 178 kilómetros de etapa, lo que harían pensar en una jornada épica pirenaica como las de antes, pero en realidad han añadido 113 kilómetros llanos y de repechos, los que hay desde Muret a Bagneres de Luchon, a aquella jornada de 65 kilómetros del Tour 2018 con parrilla de salida incluida.
Antes de Bagneres podrían haber incluido Menté, Balés o Portillón, pero no. La fuga se hará en el llano y la carrera se empezará a decidir en el Peyresourde, con sus 13 kilómetros al 7%. Bajada rapidísima al lago de Loundevielle y ascensión al siempre complicado Val Louron, allí donde Indurain se vistió de amarillo en 1991. Los peligros vendrán en el estrecho descenso hacia Saint Lary, con carretera botosa y un puñado de curvas peligrosas que hicieron caer a Peter Sagan en aquel 2018, lo que ya es noticia.
Y por último la segunda visita al Portet, que es la versión extendida de la subida a la estación de Saint Lary Soulan con sus siete kilómetros iniciales desesperantes siempre al 10%. Allí se puede romper la carretera antes del descansillo de transición hacia el Col du Portet, que tiene otros ocho kilómetros, siempre por encima del 9% y con carretera antigua y botosa. Y el último, al 10,2%.
Etapa 18, Jueves 15 de julio. Pau – Luz Ardiden (130 km y 2 puertos)
A la última etapa de los Pirineos le pasa igual que la anterior. El aficionado ve salida en Pau y meta en Luz Ardiden pasando por el Tourmalet y evoca tiempos pretéritos con jornadas largas y plagadas de puertos. En 2021 no será así. Solo 129 kilómetros y dos pequeñas cotas de menos de tres, Notre Dame de Pietat y Loucrup, antes de llegar al Rey Tourmalet, que en esta edición se subirá por su vertiente más dura, la de Sainte Marie de Campan (aunque tengo una disputa con Beloki que dice que es la de Bareges).
Esta cara del Tourmalet tiene un resumen sencillo. Cinco kilómetros iniciales hasta Gripp para ir a plato y echar mano de los gregarios metiendo velocidad, y 13 kilómetros siempre por encima del 8,5%, sin descansos y con tramos al 10 y 11%, como los dos kilómetros anteriores a la estación de La Mongie y el último antes de coronar. Perfecto para agotar a cualquiera antes de bajar a Luz Saint Sauver para afrontar Luz Ardiden, la última subida del Tour 2021.
Por sí solo, 14 kilómetros al 7,5%, no parecen el puerto más adecuado para decidir el Tour, pero después de tres semanas de esfuerzos y del Tourmalet acabará haciendo diferencias. Eso sí, todavía quedará la crono del penúltimo día.