Antes de arrancar vamos a hacer un poco de historia. La primera evolución de la potencia de la bicicleta de carretera fue ser independiente de la dirección. Los modelos de potencia con dos agarres, uno a la dirección y otro al manillar se empezaron a imponer en los años 90. Permitían regular la distancia entre el cuadro y el manillar y jugar con los ángulos en los que se situaba el manillar. El componente habitual, aluminio.
Con los manillares se tardó un poco más en evolucionar. Del manillar redondo de acero se pasó al de aluminio, y solo a finales de los 90 empezaron a surgir los manubrios de fibra de carbono. La facilidad con la que se trabaja este material permitió que los manillares se aplanasen en la parte de la cruceta para adaptarse a la mano del ciclista y para hacerse más aerodinámicos.
Había que combinar las potencias de aluminio con manillares de carbono y ya saben lo que suceden cuando el apriete de los tornillos sobre el carbono no es el adecuado, que suelen fisurarse. Así que el paso siguiente fue integrar los dos componentes, manillar y potencia, y convertirlos en una pieza de carbono única para unirla a la dirección.
Los primeros modelos se vieron, como suele ser habitual, en el pelotón profesional hace algo más de un lustro. De ahí el salto a las tiendas y a los usuarios fue rápido y ahora mismo hay una amplia gama de manillares integrados de carbono entre los que elegir. Pero es una solución que no siempre conviene a todos los ciclistas de carretera, por eso te vamos a dar una lista de ventajas y desventajas para que puedas elegir.
Ventajas de manillar y potencia integrados
La principal ventaja por la que se suele utilizar el carbono en vez del aluminio en cualquier componente de la bicicleta es por peso y por absorción de impactos. La fibra de carbono siempre es más ligera y asume mejor los baches de la carretera. Así que con un manillar y potencia integrados se gana en comodidad y ligereza.
Otro de los argumentos es la aerodinámica. El carbono se puede modelar de cualquier manera y ofrece más ‘juego’ a los ingenieros para reducir el impacto del viento en la bicicleta.
La tercera es que reduce los riesgos de rotura y fisura con respecto a la combinación entre potencia de aluminio y manillar de carbono. Al no haber potencia independiente no hace falta unirla con una abrazadera atornillada y presionar el manillar.
Desventajas de manillar y potencia integrados
En primer lugar el precio, los modelos de manillar y potencia integrados de gama media son siempre más caros que la opción de potencia y manillar separados.
También reduce las opciones de ‘jugar’ con la posición del ciclista. El que ha ido al biomecánico sabe que una de las variables importantes para ir cómodo en la bicicleta es la longitud de la potencia y que muchas veces es lo primero que se suele cambiar. Con un manillar integrado solo tendrás una longitud de potencia y en caso de que no sea la correcta deberás venderlo y comprar uno nuevo. Si van por separado solo tienes que renovar la potencia por otra de la medida correcta.
Recomendaciones
Así que si estás pensando en pasarte a los nuevos manillares lo primero que debes hacer es o tomar las medidas de tu bici o visitar antes a un biomecánico para que te ajuste la bicicleta y no falles a la hora de comprar la distancia adecuada. Un error te supondrá ir largo o corto en la bici y no tener el agarre ni la posición ideal para bajar.
También tienes que mirar el presupuesto y si las mejoras que ofrecen este tipo de manillares te compensa para el tipo de ciclismo que haces. Si estás compitiendo o valoras el peso de la bicicleta te puede venir bien, pero si lo que buscas es disfrutar de la bici sin complicaciones, mejor sigue con la opción de manillar y potencia separados.