La ascensión de 17 kilómetros a la Sierra de Alhamilla por Níjar, Huebro y Turrillas marcó el desarrollo de una etapa corta, 67 kilómetros, pero con 1.780 metros de desnivel acumulado, lo que habla de la dureza de una jornada calificada por la organización como de dificultad 4 sobre 5. Eso sí, de salida 25 kilómetros con bancos de niebla que siempre iban picando hacia arriba por pistas rápidas. Los primeros los cubrieron en menos de una hora.
La subida arrancaba en Níjar y el sol ya dejaba unos agradables 20 grados. Solamente con llegar al pueblo ya había que hacer una rampa del 13% en asfalto. Dentro del municipio otras dos de similar dureza. El asunto se complicaba al coger el camino de Huebro, también asfaltado, pero con tramos de cemento y bastante roto en muchas zonas. Suponía otros cinco kilómetros siempre mirando hacia el cielo, pero con unas vistas espectaculares del pueblo blanco de Níjar, la llanura y las montañas del Cabo de Gata, incluso el mar (para los que subieron más tranquilos).
Antes de llegar a Huebro se cambiaba el asfalto por una pista ciclable de tierra negra con rampas siempre por encima del 10%, incluso rozando el 20%. Allí se acabó de romper la carrera para los primeros. Betalú y Mantecón se marcharon por delante en la ascensión. Al primero ya no le verían hasta la línea de meta y se apuntó la etapa. A Mantecón si, porque en los prácticamente 25 kilómetros de bajada pinchó y fue absorbido por el grupo en el que aguantaban ocho ciclistas, Zubeldia, Arroyo, Marzá ( Škoda), Zurbero, Bou, Colomé, Guillem Muñoz y Jesús del Nero, que cedió el liderato a Betalú. Parece que entre ellos se acabarán jugando la general.
Entre las chicas las cosas quedaron mucho más claras. Claudia Galicia repitió victoria de etapa y aventajó en más de cinco minutos a Silvia Roura y casi 10 a Ramona Gabriel. Sumados a los de la primera etapa, Galicia ya tiene un colchón de una decena de minutos sobre Roura y quince sobre Gabriel.
Pero la Titan Desert es mucho más que los primeros clasificados, también la labor de equipo. A ella se dedicaron dos ilustres. Miguel Indurain estuvo trabajando para sus compañeros del KH7 y no tuvo problema en perder tiempo en la general. Lo mismo que Tomy Misser, que estuvo ayudando a Micaela Sekulova, ambos del Škoda We love Cycling.
No solo ellos. Los integrantes de los equipos de pareja y trios acuden a la Titan Desert para ayudarse mutuamente. Para la mayoría el objetivo no es subir al podio, sino que todos puedan llegar a la línea de meta antes del cierre de control día tras día.
CAMPAMENTO LEJANO OESTE
Pero el gran atractivo de hoy era recuperar el sabor más puro de la Titan Desert. Durante tres días la carrera va a habitar en el campamento, que es el esencia de la Titan. Esta vez no está en la arena del desierto de Marruecos, sino en el desierto de Tabernas. Se cambian las dunas por las montañas arrugadas y el olor a película del oeste. La película va a discurrir a partir de ahora en el Mini Hollywood, el poblado que recrea los escenarios en los que se grababan los films del oeste en los años 70, los famosos spaghetti western.
El campamento supone que todos los bikers tienen las mismas condiciones independientemente de la sala de trofeos que tengan en casa. Dormir en haimas, convivir con los recursos que ofrece la organización, comer en el saloon del Far West o ducharse en los lugares habilitados para ello. Y todo idéntico para los casi 400 ciclistas que están empezando a saborear el espíritu más aventurero de la Titan Desert.