Está claro que no. El ciclismo y el cicloturismo se van a ver afectados en la nueva normalidad, aunque desde el 21 de junio se dejen atrás muchas de las limitaciones. Una de ellas, entrar a Portugal en bici, por ejemplo, no estará permitido hasta el día 1 de julio. Pero desde el 21 se podrá pedalear por todos los países del espacio schengen.
A nivel de usuario ciclista la principal diferencia será respetar la distancia de seguridad, que es de 1,5 metros a partir del 21 de junio. De no ser así la ley obliga a llevar mascarilla en cualquier lugar, aunque sea al aire libre. También es cierto que la propia ley permite no utilizar la mascarilla en deportes de alta intensidad, como puede ser el ciclismo, o como hemos visto a los jugadores de fútbol en el inicio de la Liga.
Lo que si convendrá será llevar la mascarilla o en su defecto un cuello tubular para otros momentos de la ruta cicloturista, como la parada del café o comprar avituallamiento para seguir la ruta.
Eventos cicloturistas…
Quizás ese sea el aspecto que más se pueda modificar en esta nueva normalidad. Hace una semana la RFEC publicó un protocolo sobre cómo actuar para organizar eventos ciclistas. En él están publicados todos los consejos que se deben de seguir y también un plan de evaluación de riesgos, aunque no con números cerrados (máximo de participantes, por ejemplo) sino que queda a criterio de cada CC AA la autorización del evento. Por lo pronto el 14 de junio ya se hizo uno en Valdemorillo (Madrid), una cronoescalada en BTT, en la que al salir uno por uno no había problemas de distancia de seguridad.
La duda está en todos los eventos cicloturistas que fueron cambiados de fecha esta primavera e inicios de verano hasta el mes de septiembre y octubre. Por lo pronto hay dos que han mantenido sus fechas, la Marcha Miguel Indurain, el sábado 18 de julio en Villaba, y la Pedro Delgado, el domingo 8 de agosto en Segovia. La primera suele sobrepasar los 1.500 participantes y la segunda está en unas cifras similares. De autorizarse ambas darían vía libre a otras como La Mussara Reus el 6 de septiembre, con más de 4.000 ciclistas. La QH, que se aplazó hasta el 19 de septiembre y contará con unos 5.000 ciclistas. O la Mallorca 312, con 8.000 el próximo 10 de octubre.
En estos eventos parece complicado mantener la distancia de seguridad de 1,5 metros, aunque también lo es en los pelotones de 200 ciclistas profesionales que a finales de julio empezarán a competir en La Vuelta a Burgos o en los Campeonatos de España de categorías no profesionales. La RFEC ya tiene programado, entre otros, el Open de España de Maratón BTT con pruebas como el Maratón Sierra de Cazorla, que en 2019 reunió a casi 1.000 ciclistas.
Si miramos el ejemplo de otros países de nuestro entorno siguen algunas dudas. En Francia, por ejemplo, la mítica Marmotte Alpes cambió su fecha al 6 de septiembre y la mantiene, igual que la París Roubaix Challenge, que se hará el 24 de octubre, un día antes de la carrera ciclista profesional. En ambas se suelen apuntar más de 4.000 ciclistas. Igual sucede con la GF Strade Bianche en Italia, prevista para el 13 de septiembre, o La Purito Andorra, en la misma fecha.
Lo que si parece que no corre peligro, por el momento, es el ciclismo profesional. Sobre todo después de que se hayan iniciado las competiciones de fútbol en varios países europeos, Alemania, Italia y España, y que, por el momento, no hayan surgido problemas ni restricciones. Aunque, evidentemente, la incertidumbre sigue siendo el eje central de toda esta pandemia.
La UCI suspendió todas las pruebas hasta el mes de agosto, aunque levantará la mano unos días para que los ciclistas profesionales puedan disputar La Vuelta a Burgos, que a este paso va a contar con un cartel de lujo. Será el 28 de julio, más de cuatro meses después de que acabase la Paris Niza. Y solo unos días después la primera World Tour, la Strade Bianche, el 1 de agosto.