Las bicicletas, como cualquier vehículo, sufren un desgaste cada vez que se usan. Casi siempre es mínimo De una salida de 100 kilómetros no vas a desgastar unas cubiertas ni una cadena, pero la suma muchos mínimos hacen que, si no se revisan y se está pendiente de ellos, acaben provocando averías o incluso peligros en la conducción.
Por eso, lo primero que hay que hacer es echar un vistazo a la bicicleta cada vez que vas a salir a rodar. Debe ser algo rutinario, con dos minutos es suficiente, te solucionará la mayoría de los problemas que te pueden dejar tirado en mitad de la ruta.
Comprobaciones diarias
Lo primero, comprobar la presión de las ruedas y el estado de las cubiertas. Después frenar dos o tres veces la rueda delantera y la trasera. Un vistazo a la cadena a ver si está engrasada o demasiado sucia. Comprobar el ajuste de las ruedas y de la dirección y dos vueltas a las ruedas a ver si están centradas o rozan con el freno. Y si llevas freno de disco hay que mirar si tiene los niveles adecuados. Con cambio electrónico… batería.
Al llegar a casa después de rodar no está de más mirar si se ha quedado alguna piedra en las cubiertas o en las zapatas de freno (acabaran rayando y desgastando las ruedas). Si ha salido un día de agua y barro debes limpiar la bicicleta al completo y si ha sido un día de MTB con polvo no está de más dejar los componentes más expuestos al desgaste (cadena, platos y piñonera) bien limpios. Tampoco está de más para las MTB echar un vistazo a la suspensión.
Mantenimiento temporal
Hay componentes que se van desgastando más lentamente y hay que ir revisándolos cada semana, mes o de forma anual.
Lo que no debes obviar todas las semanas es dejar limpia la transmisión, que es uno de los componentes que más se desgastan si están sucios. Una cadena sucia o estirada de más acabará incidiendo en el resto de los componentes y haciendo que duren mucho menos tiempo. Eso tanto para MTB como para bici de carretera. Pero especialmente para las bicis de montaña hay que revisar la suspensión y los cables de cambio, que se ensucian mucho más en cada salida.
Cada mes debemos de tener en cuenta que los cables de freno y cambio de las bicis de carretera no son eternos y que revisarlos y lubricarlos viene bien. Tampoco está de más limpiar el desviador delantero y el cambio trasero. También hay que echar un vistazo a las ruedas para ver si siguen alineadas y no rozan y comprobar el desgaste de las zapatas de freno. Si te has pasado al disco o llevas MTB deberás purgar los frenos. Y si tienes MTB deberás revisar a fondo la suspensión, que es uno de los componentes que más desgaste sufre, y mirar como vas de liquido en el tubeless.
De forma anual hay componentes que hay que cambiar si o sí a poco que ruedes más de 10.000 kilómetros. La cadena es uno de ellos. Se estira y no engrana bien en los platos y en el cassette. Eso provoca, además de peligro de salto de cadena, que desgaste ambos componentes. Los cables de cambio y freno sufren un desgaste obvio, al igual que las fundas, así que hay que cambiarlos cada año. Igual sucede con las zapatas de freno o pastillas en caso de que lleves disco. Las cubiertas, obviamente, deberás incluso cambiarlas dos veces de forma anual.
Tampoco está de más que revises toda la tornillería y par de apriete de cada uno de los tornillos que tienes en la bici (incluidos los de las calas de las zapatillas). Al final implican un plus de seguridad. Y si vives en lugares cercanos al mar conviene incluso que le pongas algún aislante como vaselina para que no cojan óxido. Desmontar, limpiar y engrasar el eje de pedalier también es conveniente para evitar ruidos y comprobar el desgaste de la cazoletas y bielas. Para las MTB, además, habría que cambiar el aceite de la suspensión.
El cuadro, la potencia, la tija del sillín y el manillar no suelen sufrir desgaste. Pero revisarlos para ver si tienen alguna fisura no está de más. Y ya de paso puedes cambiar la cinta del manillar de la bici de carretera. Al final se trata de adelantarte a posibles averias.