Dos profesores de la Universidad de Oregon, Stephen Fickas, especializado en informática, y Marc Schlossberg, experto en planificación urbana y regional, idearon una forma de permitir que la gente recorriera las concurridas calles de manera rápida y eficiente. Su aplicación, que tiene su origen en el “Internet de las cosas” de Fickas, se comunica con los semáforos y ya ha sido utilizada.
Los dos académicos recibieron una subvención de 67.000 dólares para probar la aplicación en las calles de Eugene, la ciudad natal de la universidad. Diez ciclistas lo usaron durante un período de nueve meses cuando iban y venían del campus en bicicleta. Cuando se acercaron a un semáforo cerca de la universidad, un indicador en la aplicación pasó de gris a amarillo, notificando a los conductores que el semáforo estaba avisado de su presencia y velocidad. Una vez que el semáforo se puso verde, también lo hizo la luz de la aplicación.
Los científicos consideraron que el ensayo fue un éxito y afirmaron que funcionaba el 80% de las veces. Ahora están buscando más financiación, en el caso ideal para desarrollar un pequeño dispositivo que podría montarse en el manillar y que indicaría si un ciclista debe acelerar o frenar al acercarse a un semáforo. Su objetivo final es la perfecta “ola verde”.
Aplicaciones como Bike Connect podrían ser la respuesta al futuro inevitable de los coches autónomos, que deberían ser capaces de comunicarse con la infraestructura vial desde el principio de su existencia.
¿Desearía tener un dispositivo similar a Bike Connect montado en el manillar? Háganoslo saber.
