Los adoquines de Roubaix son como puertos de montaña, para superarlos necesitas meter todos los vatios de potencia que seas capaz de generar. La diferencia es que aquí la relación de peso potencia no es tan importante, sino que cuenta la fuerza bruta, por eso los ciclistas de más peso pasan mejor los adoquines que los más ligeros. Es una cuestión casi de física.
Pero para afrontar los 29 tramos de adoquines de la Roubaix también hay que modificar la bicicleta. De nada sirven las bicicletas ultraligeras si no tienen un carbono resistente y que absorba bien los golpes que provocan las piedras. También ruedas solidas y sobre todo, una mayor distancia entre ejes para que el ciclista pueda ir algo más largo.
Tuneos de bicis
Los ‘trucos’ que van introduciendo las marcas en sus bicis también influyen. Los elastómeros en potencia y sillín son esenciales para reducir el impacto y amortiguar los golpes. Es algo habitual. En este 2019 la novedad fueron los elastómeros regulables en la potencia de las bicicletas Specialized, que, algo ayudaron a Gilbert en su victoria.
Las ruedas ‘crecen’ de la sección 25 habitual a 28 y entonces se hacen esenciales los frenos de disco. No tanto para frenar, sino para que el tubular quepa en la horquilla y para que en caso de que salte algún radio, algo bastante habitual, la rueda no roce con los frenos.
No en vano se trata de ir rápido por los adoquines o en su defecto por el césped, la tierra, la cuneta o cualquier sitio transitable. Da igual. Aquí la velocidad es esencial, tanto para llegar en cabeza como para reducir el impacto de los adoquines. Cuanto más lento, más daño hacen.
Así de especial es el Universo Roubaix. En estas fotos puedes ver cómo lo ‘sufrieron’ los profesionales.