El documental sobre Dario Pegoretti, creado por Rapha y titulado D’Acciaio (el siderúrgico) cuenta la filosofía de un italiano puro. Sobrado de peso, que lleva siglos sin poder subirse a una bicicleta, fumador, complicado pero a la vez un genio imaginativo para el que todo tiene un sentido y una filosofía. Pegoretti (que falleció en agosto de 2018) creaba a partir de la belleza y de la música. Sus cuadros debían tener una referencia, un algo que los hiciera diferentes al resto.
Pegoretti, pese a la llegada de la fibra de carbono al ciclismo, seguía creando sus cuadros artesanales de acero en su viejo taller de las afueras de Trento (pegado a los Dolomitas). Todo fabricado con sus manos a golpe de martillo y soldadura. Racores para dar unión a los tubos por los que han soñado la mayoría de los sibaritas del ciclismo. Sus bicicletas no solo llegaron a grandes campeones, que las pintaban con las marcas de sus patrocinadores cuando llegaban las etapas de alta montaña, sino a ilustres como Robin Williams, que se podían permitir una pieza de artesanía así.
El documental es una larga entrevista a Pegoretti y a sus ayudantes en el taller en el que se deja ver a las claras la forma de pensar y de actuar de este genio. “No es un gran maestro. Él trabaja y tu le tienes que mirar para aprender” dice uno de ellos. “Es un genio. Complicado y difícil de entender. Depende de su estado de ánimo. No es el capo que cualquiera esperaría. Pero es él auténtico”.
Tan especial es Pegoretti que es capaz de explicar los olores y los valores que le transmite el acero mientras lo manipula para crear el cuadro de una bicicleta. No es algo banal. Sus ayudantes revelan que Darío respeta al acero más que a algunas personas