La Gran Canaria Bike Week logró reunir a más de 8o0 ciclistas de 20 países diferentes para pedalear por una de las islas que mejor se adaptan al ciclismo. En diciembre pudimos rodar entre los 20 y 25 grados, subir puertos de 40 kilómetros y acumular el mismo desnivel que en Alpes, Pirineos o Dolomitas pero en pleno invierno, y, lo mejor, con unos paisajes que justifican cualquier esfuerzo.
LA TITÁNICA
El menú de la Gran Canaria Bike Week arrancó el domingo 2 de diciembre con una de las jornadas más celebradas. La Titánica proponía 100 kilómetros y más de 3.000 metros de desnivel con tres tramos cronometrados y la posibilidad de competir. La salida, el Faro de Maspalomas, que se convirtió en el centro de reunión de los ciclistas día a día.
Llaneo por la costa hasta Arguineguín con tiempo para charlar y conocer al resto de ciclistas y a partir de ahí a probar las piernas en la ascensión al Barranquillo de Andrés por la Presa de Soria. Cada uno podía elegir su ritmo, pero por muy lento que quisieras ir las rampas del 16% hacían daño. En la cima tiempo para hacer grupetta y bajar tranquilos por los tornantis del Piccolo Stelvio (denominación propia) hasta Pie de la Cuesta. Nuevo tramo libre hasta la cima de Tasarte y otro descenso sin prisas hasta la Aldea de San Nicolás, donde estaba el primer avituallamiento.
Con 25 grados las paradas se agradecen porque sirven para recuperar el aliento y sacar tiempo para ir conociendo a los casi dos centenares de ciclistas que se habían reunido para la primera etapa. Ademas, desde allí quedaba la parte clave de la jornada, un tramo cronometrado de más de 30 kilómetros cuesta arriba desde la Aldea de San Nicolás a Artenara y casi 1.500 metros de desnivel. Un auténtico reto al que se unía el calor y la carretera botosa de las primeras zonas.
Vía libre y a sudar. Vatios a las bielas por la zona de las presas, con paisajes dignos del Far West. Rampas del 16% y descansillos que ayudaban a sobrevellar la ascensión. El cartel de 10 kilómetros a la cima en Candaleria marcaba el único tramo asequible, aunque guardaba un kilómetro con mas del 12% de media. Meta, descanso y camino de Artenara para recuperar con arroz y caldo canario. Y desde allí, pues cada uno podía elegir, retorno a Maspalomas en bicicleta con un ‘descenso’ de 900 metros de desnivel positivo, o en la guagua (como se llama al autobús en Canarias) que había puesto la organización.
DÍA DEL CLUB, DUNAS SANTA LUCÍA Y PICO DE LAS NIEVES
Para el lunes las piernas pedían playa y descanso, así que una etapa corta de 35 kilómetros para recuperar, pero con dureza y las vistas más que interesantes de Ayagaures, la cima Pedro González. Uno de esos días que el ciclista agradece para recargar pilas y disfrutar de lo que quedaba de semana.
Y es que el martes los encargados de dar nombre a la etapa eran los Hoteles Dunas. La salida desde el Faro de Maspalomas, justo al lado de las dunas. Por delante había casi 80 kilómetros, los primeros con el viento en contra y prácticamente llanos hacia Vecindario. Desde allí la larguísima subida por el Barranco de las Tirajanas hasta San Bartolomé previo paso por Santa Lucía. Avituallamiento y descenso por Fataga y el Mirador de la Degollada de las Yeguas, donde nadie puede pasar sin hacer una foto.
Aún así la mente de casi todos estaba puesta en la Cronoescalada al Pico de las Nieves del miércoles. Era la segunda jornada competitiva y cronometrada. Para este 2018 además añadía un extra de dureza, ya que la salida era en la misma arena de la Playa del Burrero y la meta en el Pico de las Nieves, a 1750 metros de altitud. En total se sumaban 30 kilómetros y 1.900 metros de desnivel acumulado. Una crono digna del Tour o del Giro.
Tramo neutralizado hasta Ingenio y desde allí, a fuego. Las peculiaridades del Pico de las Nieves pasan por un tramo central que se llama La Pasadilla y que se resume en 4 kilómetros con una media del 14% y rampas que alcanzan el 23%. Un infierno que puso a prueba nuestro estado de forma. Después 12 kilómetros más por Cazadores y la Caldera de los Marteles hasta el punto más alto de la isla. Cansancio extremo si decidías tomarte en modo competitivo la ascensión. El premio, las vistas de un día sin una sola nube, el Roque Nublo y al fondo la isla de Tenerife con el Teide.
GRAN TOUR LA VUELTA A LA ISLA
Después de los esfuerzos y los cronómetros de la Cronoescalada al Pico de las Nieves quedaba el placer ciclista en forma de tres etapas con los que conocer toda la isla de Gran Canaria. La organización había innovado con respecto a ediciones anteriores y proponía rodear todo Gran Canaria y conocer los contrastes de un territorio que nada tiene que ver entre el norte y el sur.
Así que el jueves, y todavía con el dolor en las piernas de la jornada anterior, había que ponerse en marcha. Los 25 grados de las 09.00 ayudaban a partir desde el Faro de Maspalomas con destino a Arucas, justo en el vértice norte de la isla. Carreteras conocidas hasta Vecindario y a partir de ahí un millón de repechos por zonas con muy poco tráfico. Aguimes, Telde, la Caldera de Tamadaba, el puerto de Santa Brígida y llegada a la Catedral de Arucas, con tramo de adoquines incluido. En total más de 90 kilómetros y 2.300 metros de desnivel acumulado.
Al día siguiente, y después de que la organización pusiera una ‘guagua’ tanto para llevar a los ciclistas a Maspalomas como para devolverlos a Arucas, arrancaba quizá la etapa más bella de la Gran Canaria Bike Week. Primero paralelos a la costa norte hasta Guía y Galdar, y desde ahí por el Risco y las rampas del Andén Verde, una carretera que suele estar cortada al tráfico, hasta la Aldea de San Nicolás, donde estaba el avituallamiento (con pasta incluida). Ascensión dura hasta Veneguera y final con repechos por Arguineguín y Taurito para acabar en Maspalomas. Los números daban más de 125 kilómetros y casi 3.000 metros de desnivel.
Para el sábado quedaba completar los esfuerzos y despedirse de los amigos hasta la edición de 2019. Casi 60 kilómetros y 900 metros de desnivel entre el Faro de Maspalomas y Taurito con las vistas de la costa y un agradable sol. Prolegómeno de comida fin de fiesta en el Hotel Dunas Villas Resort (buffet de alta calidad) y la entrega de premios. Lo peor, que el retorno al frío de la península se hace más que duro, lo mejor, que para 2019 todavía quedan muchos rincones de la isla por conocer.