Te presento a Bryan Fogel. Es actor, director y también un ávido ciclista aficionado y, en 2014, comenzó a preocuparse cada vez más por el hecho de que algunos atletas profesionales, especialmente en el ciclismo, consiguieron pasar durante muchos años los controles antidopaje sin un solo error mientras estaban tomando estas sustancias. Lo que tenía en mente era un experimento que demostrara cómo se pueden saltar sin problemas los controles antidopaje acutales. “Originalmente,” explica en la película, “la idea que tenía era probar que el sistema que se usaba para controlar a los atletas era una estupidez.”
Fogel se convirtió en un conejillo de indias que quería utilizar el dopaje para mejorar en una de las ciclodeportivas más exigentes del mundo, la Haute Route Alpes, pero en su lugar consiguió descubrir un escándalo de nivel internacional. Un científico antidopaje de la UCLA le presentó al Dr. Grigory Rodchenko, un director de laboratorio ruso a cargo de los controles antidopaje para los Juegos Olímpicos de Sochi, y las cosas dieron un giro radical a partir de ahí. La primera hora del documental de Ícaro es más bien un recorrido rutinario de Fogel haciendo todo lo que Ródchenko le dice que haga y presenta muchas muestras de orina y gráficos de esteroides e inyecciones hormonales. Después de un tiempo, Fogel desconfía un poco de los conocimientos detallados y enciclopédicos de Ródchenko sobre el dopaje y empieza a preguntarse por qué está enseñando a un desconocido cómo tomar drogas que mejoran el rendimiento y salirse con la suya.
La respuesta inesperada llega en 2015, cuando Ródchenko se ve implicado en un informe de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) que lo vincula a la trama de dopaje de Estado en Rusia. Se produce un revuelo en los acontecimientos, que incluyen muertes aterradoras y silenciosas de varios investigadores rusos sobre el dopaje vinculadas al escándalo, y Ródchenko termina siendo el principal sospechoso de ayudar a Rusia a saltarse el sistema antidopaje. A continuación, huye a Estados Unidos. Allí explica a Fogel cómo Rusia fue capaz de engañar al sistema en todas las medallas de oro en Sochi. Es una entrevista alucinante de una persona que decidió denunciar una gran estafa sistémica y corrupción financiada por el estado. Algunos dicen que cambió de opinión y otros piensan que sin más opciones, simplemente tiró de la manta. Puedes basar tu propia opinión en el documental, pero una cosa es segura: Fogel no tenía ni idea de la avalancha de acontecimientos que va a desencadenar al comienzo de su pequeño experimento de dopaje.
Debido a la sensación de ser casi un emocionante thriller de espías que se adentra en las entrañas de una organización podrida, la película ha sido comparada con House of Cards, si la serie tuviese lugar en los Juegos Olímpicos. Así que, si tienes dos horas de tiempo (por supuesto que las tienes), dale una oportunidad a Ícaro, no te arrepentirás.
El film está disponible en Netflix.