1. Es, sin duda, la más larga
En Rusia, nada es imposible. Este principio ha estado vigente desde el reinado de los zares todopoderosos y sigue determinando la mentalidad rusa a lo largo del siglo XXI. Si los occidentales pueden hacer una carrera de 3.500 kilómetros de longitud, añadamos unos cuantos miles más y enviemos a los ciclistas a Siberia. Olvídate del café au lait y del jambon, esta carrera es dura de verdad. Si combinas el Tour de Francia y el Giro de Italia, todavía te faltan más de dos mil kilómetros para enfrentarte a la Transiberiana.
2. Te hace ponerte al límite
Si estás entrenado unos 120 km antes de su almuerzo dominical, escucha esto: mientras que la etapa más corta de la Transiberiana tiene 319 km, la más larga cubre 1.372 km! A pesar de las distancias extremas, los participantes sólo tienen un breve descanso para recuperarse antes de volver a salir a la carretera.
3. Impredecible
Al igual que en tu vida pueden suceder muchas cosas inesperadas, en Siberia todo es aún más incierto. No hay contendientes ni favoritos, a diferencia de las Grandes Vueltas. Condiciones meteorológicas adversas, lesiones o carreras nocturnas son sólo algunos de los retos que tienen que superar los ciclistas antes de llegar a su destino. Y de hecho, muchos de ellos nunca completarán la carrera.
4. Una carrera internacional
Los ciclistas que compiten en la Red Bull Transiberiana vienen de varios paises. En el pasado sólo había rusos, pero ahora hay gente de Alemania, Austria, Brasil, Francia o Tahilandia.