Cualquier viaje en bici comienza en casa y es habitual que a cualquiera le moleste cargar su pesada bicicleta urbana tres pisos de escaleras desde su apartamento para hacer un viaje de cinco minutos. En los Países Bajos, sin embargo, no existe ese problema. Esto se debe a que desde 1950 la normativa exige que cualquier nuevo edificio disponga de un espacio de almacenamiento para bicicletas con acceso directo a la calle.
La normativa fue cambiada en 2003 porque creían que el mercado solucionaría por sí mismo la necesidad real de estas instalaciones. Pero los mismos que modificaron la ley se dieron cuenta de que ya no funcionaba, por lo que se restableció en 2012. Es por eso que las casas modernas en los Países Bajos parecen tener dos puertas. Uno es para los dueños y la otra para sus amadas bicicletas. Esta regulación no se aplica a las casas más antiguas, pero eso no significa que en un futuro se pueda modificar.
Por ejemplo, las antiguas tiendas de barrio se están transformando en pequeñas instalaciones para el almacenamiento de bicicletas. Sólo la ciudad de Utrecht gestiona unas 40 instalaciones como ésta, con un total de más de 2.000 plazas de aparcamiento. Mientras que el espectacular Hovenring cerca de Eindhoven o el Cykelslangen de Copenhague puede impresionar a todo el mundo, estos pequeños detalles también ayudan a mejorar la vida ciclista.