Los motores han revolucionado el mercado de las bicicletas. Algo tan incongruente hace años como bicicleta y motor hace se ha modificado de tal manera que ahora mismo casi todas las grandes marcas tienen un su catálogo uno o varios modelos de E-Bike, tanto para las versión de MTB, urbana, híbrida o más recientemente de carretera.
Los usos, en principio, son distintos. Los primeros modelos de MTB se crearon para las bicis de downhill de doble suspensión. Unos modelos pesados y que necesitaban de un telesilla para subir a la montaña y después disfrutar bajando. El motor resolvió este inconveniente y la evolución continuó hasta cualquier modelo de MTB, tanto de doble suspensión como rígidas dedicadas a los Rallys o a pruebas de larga distancia. El objetivo es similar, ayudar a subir cuestas, pero en este caso a personas que no tienen un físico adecuado o falta de entrenamiento.
Para los modelos de bicicletas híbridas la incorporación del motor se hace para ayudar a cubrir largas distancias cargados con alforjas sin necesidad de tener un excelente estado de forma. Se utilizan sobre todo en el cicloturismo más recreativo, aquel al que puede llegar cualquier persona que no sea ciclista y que no entrene. En España sobre todo para Enoturistas o rutas como el Camino de Santiago o las vías verdes. El objetivo es más el placer visual que el deporte en sí.
El concepto es similar en las bicicletas urbanas. Pensadas para desplazarse por la ciudad con el menor esfuerzo físico posible. La incorporación del motor hace aumentar los posibles usuarios, que solo necesitan desplazarse de un lugar a otro en poco tiempo y sin sudar demasiado. Incluso cuando las cargan con las bolsas de la compra, como suele suceder en Bélgica y Holanda.
Quizás la gran revolución ha llegado en 2018 con las bicicletas de carretera con motor. Después de las especulaciones sobre el uso de motores ocultos por algunos ciclistas profesionales estos nuevos modelos añaden más polémica, pero están diseñados con un objetivo distinto. La idea no es ir más deprisa, sino ayudar en las subidas a los que están menos en forma. Sus motores están diseñados de tal manera que se desconectan a más de 25 por hora, por lo que en un tramo llano prácticamente no aportan ninguna ayuda. Sin embargo cuando la carretera se empina compensan los problemas de cualquier ciclista poco entrenado.