Mikel Martínez es jefe de urgencias del hospital de Basurto, en Bilbao. Lleva más de cuarenta años en la profesión y buena parte de ellos, de manera interrumpida, también como médico de la Vuelta a España. Ha visto de todo. Y aun así no puede evitar estremecerse cada vez que le recuerdan la llegada a Murcia de la Vuelta 2015, cuando una tremenda montonera en su paso por la ciudad obligó a su coche médico a frenar en seco para asistir a los corredores caídos. Mikel ha visto de todo. Pero lo de aquel día dos años atrás “fue la situación más grave que he vivido”. Se encontró ciclistas desperdigados por la carretera y las vías del tranvía que corría adyacente. “Normalmente cuando llegamos al lugar donde se ha producido una caída, los corredores te llaman”, les piden que les atiendan a ellos primero, antes que al resto. Aquel día no. Por el suelo andaban tirados Teejay Van Garderen, Nacer Bouhanni…ninguno protestó. Todos miraban a un ciclista que estaba boca abajo y no se movía.
Ese corredor era Kris Boeckmans y aquella tarde, Mikel Martínez le salvó la vida. El galeno vasco siempre lleva un tubo de Guedel en el bolsillo. Gracias a eso pudo desatascarle la garganta. “Aunque al principio no sabía por dónde metérselo”. Su rostro estaba tan desfigurado que no era capaz ni de distinguir la boca. Boeckmans salió de aquella gracias a Mikel y a su tubo de Guedel. Volvió a correr y el domingo pasado fue a la Vuelta y siguió la etapa desde el coche médico con sus ángeles de la guarda.
“Es lo que nunca queremos usar”, explica Luis Ortiz, el segundo de los médicos de la Vuelta, el tubo de Guedel para devolver la respiración. “El inmovilizador cervical, la vía aérea de emergencia, el tubo de Guedel y uno más para la intubación, además de la bomba de aire es lo más importante que llevamos”. Para los casos más graves.
Así trabajan los médicos de La Vuelta
La Vuelta a España cuenta con dos médicos y un enfermero. Uno de ellos viaja con la cabeza de carrera, es decir, con la escapada, y el otro, justo detrás del pelotón. En total, hay cuatro médicos. Mikel Martínez y Luis Ortiz son los que cubren la primera mitad de la carrera. A la segunda, se cambian por José Ignacio Lara y Pedro Sanz. “Tenemos dos tipos de asistencia”, explica el doctor Ortiz. “La asistencia en caída, cuando el ciclista está en el suelo paramos, evaluamos los daños que puede tener y vemos si necesita alguna atención inmediata o a lo largo de la carrera. Y el segundo tipo es en carrera, en el que se hacen las curas necesarias para que el corredor pueda continuar”.
Para ello, llevan en su coche descapotable tres grandes cajas con todo tipo de medicamentos debidamente ordenados y separados. “En la primera”, cuenta el Doctor Ortiz, mientras la abre para mostrarla, “tenemos los medicamentos para limpiar las heridas e intentar desinfectarlas de la mejor manera posible. También llevamos esponjas jabonosas y apósitos para esa cura inicial en carrera”.
En la segunda están las pastillas y en la tercera, los medicamentos. “Desde analgésicos hasta antiinflamatorios. Algunas cosas como Epistaxol para las epistaxis. Algo para la garganta, para la nariz y los oídos o Primperan cuando tienen el estómago pachucho, cuando tienen nauseas”.
Cuando hay una caída, cuenta “evalúas quién está más grave” para atenderle primero. El primer coche médico lo atiende y, cuando llega el segundo, si precisa de su ayuda, para y si no, continúa para asistir posibles percances que puedan sucederse. “Y si los dos coches estamos parados atendiendo, las ambulancias que van detrás de la carrera tienen lo necesario para atender si pasa algo hasta que nos incorporamos”. Si algún corredor se retira, entra en una de esas ambulancias y se lo lleva al hospital. “A partir de ahí ya no nos ocupamos, pero a veces sí les acompañamos porque requiere una atención especial y tenemos que comentar aspectos con los médicos que lo van a recibir”.
Así le sucedió a Luis Ortiz hace unos días con la grave caída de Carlos Betancur. El colombiano del Movistar sufrió una fuerte caída, acabó la etapa pero tenía cortes profundos en la cara y el tobillo roto. “Le acompañé a él junto a su director, Pablo Lastras al Hospital de la Fé de Valencia”. Narra.
Para Luis Ortiz, igual que para Mikel Martínez, lo más duro e impactante que ha vivido desde que se estrenara como médico de la Vuelta en 2014 fue la caída de Kris Boeckmans. “Por poco se queda en el asfalto. Yo iba en el segundo coche y cuando llegué le ayudé a entubarlo y meterlo en la ambulancia”. Ellos le salvaron la vida. “Es muy gratificante ver cómo se ha recuperado y saber que está bien. Igual que es muy bonito ayudar día a día a todos los corredores. Son muy sacrificados. Ir curándoles y ver que continúan en carrera es la mejor parte de este trabajo. Intentamos arroparles con medicación y darles nuestro apoyo”, concluye Luis Ortiz. Uno de los ángeles de la guarda de los ciclistas de la Vuelta a España.